La gran obra que significó la construcción de la Catedral de la Inmaculada, llamada Catedral Nueva, implicó a varias generaciones de cuencanos, pero fue también un espacio de creación artística sin parangón en la historia de una ciudad no acostumbrada a las grandes y ricas iglesias. En este artículo que se publica en El Telégrafo, sección Sur, Juan Martínez Borrero hace un llamado a ver el arte de esta iglesia con ojos nuevos, antes de que...
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07 de Diciembre 2014.
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